Edward Mordrake, el tipo de las dos caras
Edward Mordrake (a veces escrito Edward Mordake) se afirma que era un heredero del siglo XIX a uno de los títulos de nobleza en Inglaterra que es conocido por tener un rostro adicional en la parte posterior de la cabeza. El fenómeno consistente en la existencia de dos caras en una misma cabeza es llamado diprosopia. Según la historia, el rostro adicional no podía comer, ni hablar pero sí podía llorar y reír. Edward le rogó a los médicos que le quitaran al gemelo diabólico, según él, porque, supuestamente, le susurraba cosas horribles durante la noche, pero ningún médico se atrevió a intentarlo. A los 23 años, el jóven no aguantó más y se suicidó.
Este caso es parecido al de Chang Tzu Ping y al de Piñón Pasqual.
foto: Piñón de Pasqual
Ambos, Mordrake y Pasqual se presentan como los 2 casos más especiales en una lista de 10 Personas con Extremidades Adicionales o Dígitos en el libro The Book of Lists edición de 1977.
Tom Waits escribió una canción sobre Edward Mordrake titulada Poor Edward para su ópera Alice Waits puso esa canción en un álbum con el mismo nombre.
Erling Wold escribió una ópera titulada "Mordake", que se estrenó en San Francisco en mayo de 2008.
Una de las historias más raras así como de las más melancólicas de la deformidad humana es la de Edward Mordrake, quien iba a ser el heredero de una de las familias más nobles de Inglaterra. Sin embargo nunca reclamó el título y se suicidó a los veintitrés años. Vivía en un retiro absoluto, evitando las visitas incluso de los miembros de su familia. Era un joven de grandes conocimientos, un buen estudiante y un músico de rara habilidad. Su figura era remarcable por su gracia natural, y su rostro –su rostro natural- era como el de Antinoo. Pero en la parte de atrás de su cabeza había otra cara, la de una chica muy guapa, “adorable como un sueño, atroz como un demonio”. El rostro femenino era una mera máscara, “ocupando sólo una pequeña zona de la parte posterior del cráneo, aunque mostrando signos de inteligencia de aire maligno”. Se la había visto sonriendo y burlándose mientras Mordrake lloraba. Sus ojos seguían los movimientos del espectador, y sus labios se movían sin cesar. La voz era inaudible pero Mordrake aseguraba que durante la noche no podía conciliar el sueño debido a los odiosos susurros de su “gemela diabólica” como él la llamaba, “que nunca duerme, pero que me habla de tales cosas de las que sólo se oyen en el infierno.
La imaginación no puede concebir las tentaciones espantosas en las que me envuelve. Por alguna imperdonable maldad de mis antepasados estoy cosido a este demonio – porque estoy seguro que es un demonio. Yo ruego y suplico para que lo eliminéis del mundo, aunque yo muera”. Estas eran las palabras del desventurado Mordrake a Manvers y Treadwell, sus médicos. Aunque lo vigilaban constantemente consiguió procurarse veneno, debido a lo cual murió, dejando una carta en la que pedía que la “cara demoníaca” fuera destruida antes de su funeral, “para que no continuase con sus espantosos susurros en la tumba”. Por petición propia fue enterrado en tierra baldía, sin ninguna lápida o marca que dejara constancia de su tumba.”