Buscar este blog

miércoles, 13 de enero de 2016

EL LUGAR DONDE OCURREN MILAGROS



EL LUGAR DONDE OCURREN MILAGROS


Aquí sentado al borde de años absolutos,
Mi corazón explosivo late,
Entre aullidos de vida y bostezos de carne,
Llorando años que huelen a sangre.

Entre canciones de árboles salvajes,
Y lunas que violentas arden,
Supe de un lugar donde ocurren milagros,
Tuve que cruzar el mundo y llegué tarde.

Injusticia, negra burla del bosque,
A un breve milagro todos tenemos derecho,
Y fue ahí donde aprendí que ese lugar lo llevamos dentro,
Y fue ahí donde supe que el milagro estaba hecho.






FOTOGRAFÍA


FOTOGRAFÍA

 Tenía algo en su mirada. Un pedazo de misterio le asomaba gris por los ojos, y le hacía dedicarme un guiño coqueto a través de ese rectángulo de nueve por once, preso en aquel viejo álbum de fotos. Había algo en ella, ese cliché del “no sé qué”, me había obsesionado al punto en que llegué a tener prácticamente todas sus fotografías.

 En aquel tiempo yo trabajaba restaurando fotos antiguas y fue allí donde la conocí, en un álbum del año 1908, y apenas supe que alguna vez existió, quise saber todo sobre ella y sus veinticuatro años de existencia en este mundo.

 Y debo confesar algo… 

 No solía enamorarme de chicas muertas, hasta que vi sus fotos. 






PACIENCIA


PACIENCIA



 El sol quemaba fuerte mientras avanzaba irreal allá en lo alto, y en su lento trote estelar, iba marcando los días de a uno y sin prisas. Día y noche se reducían tan sólo a mi lamento solitario, al sonido del río, y el caminar lento y juguetón de los pequeños cangrejos que danzaban a mis pies pellizcando moretones.

 Tanto me había acostumbrado, que ya no había diferencia entre sol y luna. No había diferencia entre mi cuerpo y la roca.

 Llegué una tarde, casi noche, flotando entre el reflejo de las primeras estrellas en el agua, y me quedé allí paciente, esperando en la orilla, mientras el agua me lamía las heridas. Ahora la corriente me lame el alma mientras el sol me reseca el pelo.

 Paciencia -me repito a cada instante- sólo debo tener paciencia. Es de sentido común pensar que alguien vendrá a buscarme. No puedo hacer otra cosa que esperar, aunque varios días se me hayan ido, contemplando el baile de los cangrejos mordiendo entre mis dedos.


 Debo tener paciencia y esperar que alguien encuentre mi cadáver.