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sábado, 25 de enero de 2014

EL MISTERIO DE LA TUMBA DE EDGAR ALLAN POE



  Cada 19 de enero, aniversario de su nacimiento, desde 1949, fecha en la que se cumplía un siglo de la muerte del escritor, un misterioso admirador tomó como costumbre llevar a la tumba de Edgar Allan Poe tres rosas rojas y media botella de coñac. Este visitante fue bautizado como “Poe Toaster”, algo así como "el que brinda por Poe", y durante casi 60 años no ha faltado a su cita... o al menos así era.

Me entero hoy de esto, y también de que éste es el segundo año consecutivo que este admirador no aparece para entregar su regalo al escritor, llevándose con él también el misterio de su identidad.




“A la muerte se le toma de frente, con valor, y después se le invita una copa”.

Poeta, novelista y ensayista  norteamericano nacido en Boston, en 1809.
 Edgar Allan Poe fue huérfano desde pequeño. Hijo de Elizabeth y David Poe, actores de teatro, fue forjando su carácter a través de varios factores importantes que influyeron en su desarrollo intelectual: la herencia de sus padres, quienes padecían tuberculosis, significó, tal vez, la salud debilitada y la poca resistencia que padeció durante su vida. Vivió acontecimientos que lo formaron de una manera diferente a cualquier persona en aquella época: cambios sociales que atravesó en Estados Unidos como la guerra entre el Sur y el Norte, la esclavitud, leyendas de horror y misterio que los negros contaban, el hecho de que desde muy pequeño quedara huérfano y el saber que vivía de la caridad, la mala relación con su padre adoptivo John Allan, de quien heredo el apellido Allan, su desarrollo como ciudadano sureño del estado de Virgina y posteriormente trasladarse a Escocia y Londres, fue lo que marcó los cimientos para su trabajo literario.

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