CUESTIÓN DE HONOR
Recuerdo la primera vez que te hablé de este lugar, de cuanto traté de convencerte, enhebrando razones encantadoras, tratando de llegar mar adentro en tu deseo.
La luz roja de afuera parecía un faro, intermitente, punzante, atrayendo amantes como polillas en la noche. Nuestro último encuentro, hace ya tres años, me baila vivo en la memoria y es el que me trae hasta este lugar.
La luz roja de afuera parecía un faro, intermitente, punzante, atrayendo amantes como polillas en la noche. Nuestro último encuentro, hace ya tres años, me baila vivo en la memoria y es el que me trae hasta este lugar.
Y ahora, a pesar del dolor, aquí me tienes siguiendo tu triste ejemplo de barata y venenosa coquetería... y mientras voy luchando por no paralizarme ante la niebla del momento, me recuerdo que el orgullo pesa menos que el futuro.
El telón de la noche caía pesado, quitándome segundo a segundo el recelo. Este instante y los que vienen, no se tratan más de ti que de mí. Un aroma dulce como el perfume que siempre usabas, me inunda de recuerdos sobre como odié aquella vez que tu sonrisa amplia, y tu falda tan corta, te hicieron volar y posarte allá donde el capricho y la soberbia te habían hecho nido… y aquí vas conmigo.
Agarro fuerte el volante del auto, fingiendo calma voy mirando hacia el asiento del lado; veo a tu fantasma sonriendo, mientras revisa su teléfono celular y me pregunta si habíamos llegado al motel de nuestro pasado. Y tú ahí, presente y ausente, te desperezas y sonríes.
La cabaña era cálida y con música para olvidar. El piso ahora lleno de ropa de mujer, me hace pensar lo fácil que es jurar amor sobre una cama blanda, y lo lindas que son esas palabras baratas, esas que salen caras dependiendo de quién te las regale.
Otra vez sigo tu ejemplo y escondo el corazón bajo la cama. Hago lo que debo hacer, a fuerza de besos que salen a la fuerza, voy vengándome de ti sin que lo sepas.
Esta noche, mi honor dañado, ya sea real o imaginariamente, es el que me da las fuerzas para continuar. Te perdoné y estoy medianamente en paz. Te quiero como se quiere lo distante, en silencio y de lejos. Ha sido una de las mejores noches de mi vida. Una noche con sabor a siempre.
Otra vez sigo tu ejemplo y escondo el corazón bajo la cama. Hago lo que debo hacer, a fuerza de besos que salen a la fuerza, voy vengándome de ti sin que lo sepas.
Esta noche, mi honor dañado, ya sea real o imaginariamente, es el que me da las fuerzas para continuar. Te perdoné y estoy medianamente en paz. Te quiero como se quiere lo distante, en silencio y de lejos. Ha sido una de las mejores noches de mi vida. Una noche con sabor a siempre.
Esta noche acabo de acostarme con otra en tu honor.
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