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viernes, 25 de septiembre de 2015

FUTURO PRESENTE 1- LA GLORIA DEL HOMBRE


LA GLORIA DEL HOMBRE


 Brillaba a lo lejos, reflejando con prepotencia la luz del sol. Era un pequeño mundo de acero y plástico, en el que habitaban los hijos favoritos de dios. Un edén eléctrico sin hambre, un hogar hermoso, como el fragmento de una estrella.

 Era la segunda edad dorada del hombre; una edad cósmica que traía nuevos sueños a un sector casi vacío del universo. Una edad en la que el humano, como lucero errante sin destino, se mueve imitando las estrellas fugaces de un cielo que ni siquiera es digno de mirar.

 Ese pequeño paraíso artificial, no podía sino compararse a un olimpo digital, del que despegaban dioses en carrozas de acero y titanio, primero a moradas flotantes, colosales y cilíndricas allá en las luminosas manchas del cielo nocturno, para luego poner rumbo hacia mundos incalculablemente distantes.

 Desde la distancia, un niño pequeño contemplaba aquella cúpula como un segundo sol que amanecía al mismo tiempo que el real. Llevaba desde la madrugada con su madre,  cumpliendo la misma rutina de siempre. Con sus manos sucias, hace sombra en sus ojos, mientras contempla el despegue de un navío con las primeras luces del alba.

 Era simplemente hermoso, como un diamante impulsado por una columna de fuego.

 Su madre, quien recogía lo poco útil que podía hallar entre la basura, se acerca y resignada le dice:

 -Mira hijo. He ahí la gloria del hombre.

 Los hijos favoritos de dios sólo pasean por su cielo, sin asomarse jamás a la tierra, ni siquiera hoy.







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